(Ir en moto es una forma sutil de meditación. Incluso en ronda gracias al covid)
(La mente concentrada es libre de buscar otras cosas, y las encuentra)
Asumimos que los recuerdos de un replicante han sido creados artificialmente por su creador (Tyrrell).
Ni siquiera se toma la molestia que sean nuevos, se reciclan de otros seres humanos.
No sabría decir si es un síntoma de un comportamiento miserable o demuestra un lucidez suprema.
¿Al fin y al cabo no somos todos intercambiables? ¿No hay nada original? ¿Todo es copia y repetición?
Creemos en nuestra singularidad para justificarnos y la idea de ser una copia nos resulta repulsiva.
En fin no está claro. Nada está claro.
La memoria es engañosa, plástica, la alteramos, la enriquecemos para poder soportar la vida.
Para justificar nuestros errores y decisiones.
A veces incluso la empeoramos para causarnos más dolor.
Todo depende. Todas las posibilidades están ahí.
Por tanto en gran parte somos nuestro Tyrrell: alteramos la conciencia para ir tirando, añadimos, eliminamos de forma arbitraria con la intención de hacerlo todo más soportable.
Aunque ni quiera eso conseguimos muchas veces.
Y claro surge la pregunta obvia. (En realidad esa pregunta es el punto de partida).
¿Eres tú como los recuerdos de Rachael?
¿Robados de la sobrina de Tyrell?
¿De una novela barata? ¿O del Cyrano?
¿O es simplemente algo para dar sentido a una vida que en el fondo sabemos absurda y sin sentido?
Imposible saberlo.
La conciencia y la memoria son una madeja sin fondo.
El maestro zen nos diría en este punto que toda especulación sobre el contenido de la mente es "useless".
Nos diría: siéntate y respira.
Tu mente (no cabe preguntarse si es real o no) ya está iluminada.
Te diría: puedes recordarla u olvidarla. Ir a su encuentro o abandonarla.
Tú y ella no existís. Todo será perdonado.
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