“No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad”
San Agustín
¿Dónde está la verdad?
¿Dónde está Dios?
¿Dónde estoy yo?
¿Dónde estás tu?
¿Quién soy yo?
¿Quién eres tú?
No hay respuesta.
San Agustin postula que la verdad está en el interior.
Bién.
Bién.
Pero, ¿qué hay en ese interior?
¿que puedo encontrar?
Lo encontraré todo, claro,
el gozo, la paz,
la sombra, el dolor,
la finitud,
la cháchara mental,
tú,
etc.
En ese sentido San Agustín estaba en lo cierto.
No hace falta ir fuera.
Pienso, ¿quién soy yo? ¿quién eres tú?
Soy / eres lo que aparece en mi interior. Claramente.
Pero claro, de repente hay un vuelco.
De tan dentro que estás acabas estando fuera, en todo lugar, en todo momento.
Finalmente, la distinción interior / exterior debe superarse. Como toda dualidad.
¿que nos queda por hacer?
Eres una segunda naturaleza, sobrevenida.
Estás ahí: dentro y fuera.
Imposible olvidarte.
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