¿Vivir para qué?
¿para quién?
¿vivir por inercia?
¿por qué toca?
¿por qué es un don?
¿por el deber?
¿por la gloria?
¿por qué?
Preguntarselo indica el problema.
Toda metapregunta indica que intentamos traspasar el límite indebidamente.
Ya lo dijo Wittgenstein (los chichones...)
¿Y que hacer con la pregunta?
Ya no es posible dejar de hacerla una vez formulada,
no se puede olvidar,
no se puede responder.
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