7.9.16

Published 9/07/2016 02:08:00 p. m. by with 0 comment

Darse prisa

Darse prisa,

para darse importancia,
para fingir que se va a algún sitio,
para creerse que alguien nos espera,
para huir de la nada que acecha,
para huir del aburrimiento,
para darle épica a la vulgaridad.



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19.8.16

Published 8/19/2016 11:48:00 a. m. by

Sobrevalorado

La inteligencia está sobrevalorada,
Dios está sobrevalorado,
igual que el dinero,
la victoria o la muerte.

Nada importa.

Solo estar,
aquí y ahora.

Y pese a todo hay que actuar.

Hay que llegar al punto en que no hay alternativa,
donde ya no nos planteamos el fruto de la acción (karma-yoga),
actuamos sin objeto (y sin sujeto),
el wu-wei.






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13.7.16

Published 7/13/2016 11:09:00 a. m. by with 0 comment

Desidia

Dice un ex-presidente que fue por desidia.
Le creo.

¿Por qué desidia?

Miras alrededor y sólo se ve desolación y descampado.

La desidia a veces es lo único que está a la altura de los hechos. Es la única postura ética.

Podemos engañarnos; construir una ideología o una religión,
pero si somos honestos veremos que son pura narcosis.

Contra el dolor.


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6.7.16

Published 7/06/2016 09:36:00 a. m. by

Sutra del corazón

Rindamos homenaje a la Perfección de la Sabiduría,
la Adorable, la Sagrada!
Avalokitesvara, el Sagrado Señor y Bodhisattva,
se internó en el profundo curso de la Sabiduría
que todo lo trasciende.

Mirando hacia abajo, desde lo alto,
sólo contempló cinco agregados,
y vio que, en sí mismos,
estaban vacíos.

Aquí, ¡Oh! Sariputra, la forma es vacío
y el vacío mismo es forma;
el vacío no se diferencia de la forma,
la forma no se diferencia del vacío;
todo lo que es forma, es vacío;
todo lo que es vacío, es forma;
lo mismo es aplicable a los sentimientos,
a las percepciones, a los impulsos y a la consciencia.

Aquí, ¡Oh! Sariputra,
todos los dharmas se caracterizan por el vacío;
ni son producidos, ni detenidos,
ni están mancillados, ni son inmaculados,
ni son deficientes, ni completos.

Por lo tanto, ¡Oh! Sariputra,
en el vacío no hay forma,
ni sensación, ni percepción,
ni impulso, ni consciencia;
ni ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente;
ni formas, ni sonidos, ni olores, ni sabores, ni cosas tangibles, ni objetos de la mente,
ni elementos del órgano visual,
y así sucesivamente
hasta que llegamos
a la ausencia de todo elemento de consciencia mental.

No hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia,
y así sucesivamente,
hasta que llegamos a la no existencia de decadencia ni muerte,
ni extinción de la decadencia ni de la muerte.

No hay sufrimiento, ni origen, ni cesación, ni camino;
no hay cognición, ni logro, ni no-logro.

Por lo tanto, ¡Oh! Sariputra,
el Bodhisattva,
a causa de su estado de no persecución de logros,
y habiéndose confiado a la perfección de la sabiduría,
vive sin pensamientos que lo envuelvan.

Al no estar envuelto en pensamientos,
nada le hace temblar,
y superando toda preocupación,
alcanza al fin el Nirvana.

Todos los que aparecen como Budas
en los tres períodos del tiempo,
despiertan por completo a la excelsa,
verdadera y perfecta Iluminación
porque se han confiado a la perfección de la Sabiduría.

Por lo tanto, uno debería reconocer al prajnaparamita como el gran sortilegio,
la quintaesencia de la gran Sabiduría,
el sortilegio supremo, el sortilegio inigualable
que alivia todo sufrimiento, en verdad—
porque ¿qué podría ir mal?

Este sortilegio procede de la perfección de la sabiduría,
y dice así:



GATE GATE 
PARAGATE 
PARASAMGATE 
BODHI SVAHA


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15.3.16

Published 3/15/2016 03:10:00 p. m. by

Nutrir el Principio vital



"Ding el cocinero descuartizó un buey para Wen Hui. 

Primero golpeó la carne con las manos, enderezó la espalda,
y pisando fuerte contra el suelo hincó una rodilla sobre el buey,
y entonces su cuchillo hendía ¡zum!, cortaba ¡zas!, partía ¡crac!, 

danzando al ritmo de la canción "sang-lin", danzando al ritmo
de la canción "jing-shou". "¡Qué maestría!
¡Has llegado a la cima de tu arte!", exclamó Wen Hui.

El cocinero Ding, dejando el cuchillo, replicó: 


"Más allá de toda habilidad,
sólo existe el Tao para tu humilde servidor. 

Al comienzo de mi trabajo sólo veía el buey. 
Tres años más tarde ya casi no lo veía.
Ahora, trabajo con mi espíritu y no con mis ojos.
Allá donde el conocimiento y los sentidos se detienen, 

el espíritu es el que actúa.
Sigo la estructura corporal de la res, penetro en las articulaciones,
no toco ni una arteria ni un tendón y menos aún los grandes huesos.

Un buen cocinero cambia de cuchillo una vez al año, porque corta con él.
 

Un mal cocinero cambia de cuchillo una vez al mes, porque desgarra con él.
Con este cuchillo, desde hace diecinueve años, he descuartizado mil bueyes
y su hoja está como recién afilada. Entre las junturas: un intersticio,
el espacio suficiente para que la finísima hoja penetre y se deslice.
Por eso, tras diecinueve años de uso, mi cuchillo tiene una hoja perfecta.


Pero si me encuentro con un nudo complicado, con una juntura difícil,
me pongo en guardia y tomo mis precauciones.

Muevo la hoja del cuchillo lentamente hasta que...¡zas!, 
de un solo corte la juntura se separa;
el animal se descuartiza, se desploma como un montón de tierra.

Entonces, de pie con mi cuchillo, me yergo, miro a mi alrededor satisfecho de mí mismo; limpio la hoja y lo guardo".

"¡Excelente! -exclamó Wen Hui-. Escuchando tus palabras,
he aprendido a nutrir el Principio vital"."


Zhuang Zi, Capitulos interiores, III, 2. 

Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi
Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer
Editorial Trotta.
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31.1.16

Published 1/31/2016 09:23:00 a. m. by

Dios

”¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “busco a Dios, busco a Dios”? Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “Qué, ¿se ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?” Así gritaban y reían con gran confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con la mirada: “¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó. ¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos podido hacer eso? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis oscurecer, cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en pleno mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿Nada olfateamos aún de la descomposición divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia. Aquí calló el loco y miró de nuevo a sus oyentes; ellos también callaron y le contemplaron con extrañeza. Por último, arrojó al suelo la linterna, que se apagó y rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto, dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los hombres. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno, es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones, cuando ya han sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los hombres que el acto más distante; y, sin embargo, ellos lo han realizado.” Dicen que el loco ese día penetró en varias iglesias y entonó un requiem aeternam deo. Y cuando era arrojado esgrimía reiteradamente su argumento: «¿Qué son estas iglesias, sino tumbas y monumentos fúnebres de Dios?».”

Nietzsche.
La gaya ciencia,  125.
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5.1.16

Published 1/05/2016 08:36:00 p. m. by

Sueño

"Una noche, Zhuang Zhou
soñó que era una mariposa,
revoloteando feliz y contenta de serlo.
Pero no sabía que era Zhou.
De pronto, Zhuang Zhou se despertó,
sorprendido de ser él mismo.
Ya no sabía si era una mariposa
que soñaba ser Zhuang Zhou
o Zhuang Zhou que soñaba ser una mariposa.
Entre mariposa y Zhuang Zhou
hay una diferencia.
Eso es lo que se llama
«transmutación de los seres»."
Zhuang Zi, capitulos interiores.
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